Se ha pronosticado que la pandemia por SARS-Cov-2 o COVID-19 ocasionará un millón de muertes en el mundo, lo cual es alarmante. Sin embargo, las enfermedades cardiovasculares que producen 17 millones de fallecimientos cada año, su atención ha sido relegada para darle prioridad a los pacientes enfermos por COVID. Sólo las emergencias que pongan en peligro inminente la vida, recibirán atención médica en las clínicas y hospitales.
Además de cumplir con las medidas de bioseguridad expedidas por las autoridades sanitarias para reducir el riesgo de contagiarse por el virus, las personas con hipertensión arterial, arritmias, falla cardiaca, diabetes, obesidad y colesterol elevado deben extremar sus cuidados en casa y mis recomendaciones son:
1. Mantener el tratamiento según las prescripciones de su médico.
Todas y cada una de las medicinas deben ser tomadas a las horas y dosis recomendadas. En algunos casos se ha observado que la alimentación en casa por ser más saludable y con menos sal, los requerimientos de medicamentos, en especial de diuréticos, puede disminuir, pero los cambios deben contar con la aprobación del médico tratante y se puede solicitar una teleconsulta. En otros casos, los pacientes han aumentado el consumo de alimentos procesados, botanas y mecatos altos en sal y grasas trans y se descompensan.
2. Comer alimentos saludables.
La alimentación debe estar basada en vegetales como verduras, frutas, cereales integrales y granos. La proteínas deben estar suministradas por carnes magras (res, pollo, cerdo, carnero, pavo o pescado), y lácteos descremados o bajos en grasa (leche, quesos, requesón). Los carbohidratos provenientes de cereales integrales (arroz, maíz, trigo, avena) o tubérculos (yuca, ñame). Las grasas deben mantener un equilibrio entre grasas saturadas proveniente de animales (carnes, huevos, vísceras, mariscos), grasas poliinsaturadas (aceites de canola, girasol, maíz) y grasas monosaturadas (aceites de oliva, aguacate, ajonjolí y semillas secas como maní, almendras, marañón). Las frutas consúmalas en forma natural y enteras o en trozos, no licuadas porque su nivel nutritivo cambia por completo y tienden a subir el peso corporal y los niveles de azúcar en sangre. Prefiera las formas de cocinar al horno, a la parrilla, a la plancha, al vapor, sancochadas o con aire caliente. Cuando necesite fritar, sólo use aceite nuevo y en poca cantidad. No frite el aceite de oliva, porque no resiste el calor.
3. Hacer ejercicio físico en forma habitual.
Nuestro cuerpo necesita moverse. Es muy saludable hacer ejercicio físico en intensidad moderada durante unos 45 minutos en promedio, 3 a 5 veces por semana. Caminar, bailar, hacer ejercicios aeróbicos brinda beneficios extraordinarios a nuestro metabolismo, circulación, peso corporal, estado de ánimo, sistema de defensa, digestión, sueño y la función sexual. También se pueden hacer ejercicio de fuerza levantando algo de peso con los brazos y con las piernas (no aconsejamos el levantamiento de pesas, lo cual se reserva para deportistas). El ejercicio físico genera salud, mejora la calidad de vida y los años de vida y además, rejuvenece.
4. Aprovechar los beneficios de la vitamina N.
La vitamina N es la que nos aporta la naturaleza y no sólo consiste en consumir vegetales, sino también en ponernos en contacto con los árboles y las plantas en general. La ciencia ha comprobado que abrazar un árbol, cuidar un jardín, pisar el césped con los pies descalzos, respirar el aire puro de un bosque, observar la naturaleza en todo su esplendor, olerla, tocarla y oírla, estimula la secreción cerebral de endorfinas las cuales nos producen bienestar, nos tranquilizan y nos alivian alguna molestia que tengamos.
5. Dedicar un tiempo para ti mismo.
Nos ha tocado vivir en un tiempo donde todo es para ya. Un mundo dónde el trabajo ocupa casi todo nuestro tiempo y donde lo urgente siempre desplaza lo importante y primordial. Rescatar unos minutos para nosotros mismos y hacer ese viaje que no hemos hecho: un viaje a nuestro interior. Elijamos un sitio tranquilo de nuestra casa, bien ventilado, con iluminación tenue y temperatura agradable, donde podamos sentarnos un momento a meditar mientras respiramos lenta pero profundamente y retenemos un poco el aire antes de exhalarlo lentamente. Pensemos en los momentos más agradables que hemos vivido o que soñemos vivir. Recordemos a las personas que nos han brindado su compañía, amor, sabiduría y nos hayan hecho felices aunque sólo hubiera sido por instantes. Divaguemos un poco por el universo, las estrellas y las constelaciones colocándonos en armonía con los astros. Concentrémonos en nuestras mejores acciones y analicemos cómo podríamos ser aún mejores personas. Fijémonos un propósito en la vida, una misión que nos haga sentir útiles, un servicio comunitario o de índole ecológico podrían marcar muy favorablemente nuestra vida.Reforcemos nuestros sentimientos positivos: amor, amistad, solidaridad, admiración, motivación, agrado, afecto, gratitud, euforia, satisfacción, esperanza, lealtad, felicidad…
Si te ha sido útil este artículo, compártelo con tus familiares y amigos.